lunes, 10 de marzo de 2014

Qué pasaría si....


El viejo señor Fernando  se levantó de su cama con pereza, a los pocos segundos de desperezarse, se dio cuenta de que su despertador no había sonado, dirigió su mirada hacia él. Pronto se dio cuenta de que  no tenía manillas. Lo tomó entre sus mano  y empezó a analizarlo, no sacó nada en claro. Salió de la cama y se dirigió al baño. Al mirarse en el espejo se quedó atónito, en el espejo se reflejaba un joven muchacho atónito que lo observaba con la boca entreabierta. El señor Fernando gesticulaba y el muchacho del espejo lo imitaba. Se dio cuenta de que él era él. El señor Fernando con veinte años.
Se vistió y se fue al trabajo. Al llegar a la puerta de la oficina, como siempre saludó a sus compañeros, pero ellos no parecían sorprenderse por su aspecto. Al llegar a su despacho, los montones de informes y folios que dejó la noche anterior ya no estaban. Katherine, la secretaria de su jefe, de la cual él estaba enamorado desde hace ya mucho tiempo, le ofreció tomar un café La mujer de su vida ofreciendole un café! Ambos salieron del trabajo tomados de la mano. A medida que iban por las calles, los relojes de las plazas, Iglesias y metros estaban sin manillas. Fernando prefirió no tomarlo muy en cuenta. Iba a pasar el día entero con Katherine. Por la noche, le confesó su amor y ella le correspondió, no existía nada mejor en ése momento... Éso sí que era felicidad. 

Stephani

Una mañana, se levantó y se encontró en su mesita de noche un sobre grande, amarillo, con letras doradas y  su nombre escrito. Estaba convencido de que la noche anterior allí no había nada. Estiró el brazo y lo cogió, lo abrió miró en su interior y su sorpresa fue enorme:  era un viaje a un lugar desconocido con todo pagado para rehacer su vida;nueva familia, nuevo trabajo, nuevos amigos, nuevas experiencias, nueva novia etc. Pensó que eran sus amigos, y se puso muy feliz; entusiasmado ; pero al seguir leyendo ponía escrito en la carta que había una condición, la cual era no pensar en la vuelta. No se imaginaba de quien podía ser, sintió miedo; pero al pensarlo muy detenidamente dijo:'' Si me voy, no perdería mucho, nuevas experiencias, a lo mejor si me quedo aquí me pudriría, tengo curiosidad por ver lo que me depara el destino para mi''.
Llegó el día y se subió en el avión; le atedió una azafata que colocó sus maletas en el portaequipaje y cuando se levantó para ir al baño se dio cuenta de que no había piloto. Se asustó, quiso huir de ahí pero no podía; porque la condición era no pensar en la vuelta.

Noelia Fernández


QUe pasaría si te acostarás con alguien y al día siguiente te convirtieras en ella..?

Me levanté a las 12 de la mañana , tenía un poco de resaca.
Me acuerdo que conocí a Felicia en el bar al que suelo ir los sábados ; recuerdo que lo pasé muy bien con ella , pero no sé cómo llegó hasta mi cama .
Estaba allí esperando que despertase para darle los buenos días.   De pronto  ella  se levantó y  me dijo ´´Buenos días Felicia ´´. No me hizo ninguna gracia , pero al fin y al cabo no tenía tanta confianza , así que  me reí ,  para no despreciarla . Ella insistió  y volvió a llamarme  Felicia  , hasta que me di la vuelta.
Quedé horrorizado , simplemente no sabía qué hacer , qué decir o como actuar. era yo , o por lo menos mi cuerpo y mi cara . Quedé en shock , así que me levanté de inmediato para mirarme el cuerpo , pero no pude , miré hacia abajo y sólo veía un gran par de tetas , no podía mirar más hacia debajo .
Corrí hacia el cuarto de baño ; ahí me vi , una mujer morena , ojos verdes y bastante atractiva , no sabía que hacer , simplemente no me lo creía 

Arturo Portillo



Se encontraba caminando por aquella acera, en aquella noche fría que despertaba inseguridad, vislumbrando aquella figura asustada que deseaba huir de su destino. Caminaba de forma tranquila, atento a su encargo. Había ido  allí para llevarse una vida y aquello sería lo que haría.
 La figura del hombre se giró y la observó. En aquel momento su piel se tensó y palideció, sus ojos se abrieron de par en par contemplando aquella satánica figura que se postraba ante él y corrió y corrió como si en ello le fuese la vida, su instinto le pedía que se alejase de allí, su mente le decía que corriese sin mirar atrás, pero, cuando quiso darse cuenta, aquella figura pálida, delgada y con grandes ojeras estampadas en sus ojos, aquella figura  envuelta en aquella túnica oscura que ocultaba su rostro con una capucha, había desaparecido.
 Pero cuando aquella persona asustada, giró la calle para huir de aquel fatídico destino, se encontró de nuevo con es ser, trató de gritar pero sintió cómo su garganta extrañamente y extremadamente seca no le dejó gritar, sintió entonces sintió cómo una mano pálida y fría se posó sobre su pecho y en aquel momento, el cazador había sido cazado,  había sido la muerte quien había acabado con él.


Rafael Sánchez

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